miércoles, 30 de junio de 2010

día 29

tat lo, sur de laos, escrito en papel.
es la primera vez que escribo mis morning pages en papel. tiene su encanto el papel, especialmente si uno escribe con una buena lapicera, la tinta se desliza sensualmente, se desenrolla, se desenvuelve como una cinta de seda.
esta mañana florence me llevó al centro. yo preparé algunas cosas, cepillo de dientes, muda de ropa, rompeviento, quizá encuentre un modo de ir al plató y quedarme ahí. quizás aparece julia, o un tuk tuk, o me permiten alquilar una moto sin el pasaporte, o sucede algún milagro.
8 am estoy sentada en el internet del centro, donde también alquilan motos, tras un bonito desayuno frutal con florence. no hay rastros de julia, me siento en una pc, todo el mundo dejó comentarios en mi fb sobre sobre mi primer aniversario de viaje. se siente bien, me gusta. m me escribió que gracias por ser parte del suyo también, y oh casualidad, está online. le pregunto que hace tan temprano, me dice que puso el despertador para levantarse antes que nadie y disfrutar de un poco de soledad. muy él. le pregunto cómo va con su ser él , dice que bastante bien, pero que se da cuenta de que precisa un espacio para él sí o sí, bla, le digo que no sea tan terminante. le cuento que que quiero ir al plató pero que no puedo alquilar la moto sin el pasaporte, y mientras le escribo eso entran al ciber laura y marie, la holandesa que me aturdía en vang vieng y vientiane y la alemana que conocí junto a ella en vientiane, más bajo perfil. resulta que las dos van a alquilar una moto para ir al plató, exactamente lo mismo que yo quería hacer, les digo casi sin pensarlo que alquilen dos, yo pago por la otra pero que no tengo el pasaporte, bla. en minutos estamos las tres motorizadas con rumbo a tat lo, unas cataratas que están en el plató.
el camino es bellísimo, verdísimo, suavemente ondulado. a los lados de la ruta, plantas de café, de banana, de maíz, casa de paja, madera y bambú y una infinidad de sonrisas.
sabaidee nos gritan agitando las manos, los pies descalzos, los mocos colgando, las sonrisas amplísimas, gallinas, chanchos, perros, las casas flotando sobre pilotes finos y debajo, hamacas, leña, motos y, detalle bizarro, antenas satelitales. los laosianos tienen fama de vagos, o al menos de extremadamente tranquilos, ayer leí un poco sobre su historia, apretada entre china, francia, vietnam, estados unidos y tailandia, recién declararon la independencia en 1975 y desde entonces es comunista aunque parece depender por completo de la ayuda internacional. son pocos, menos de 6 millones, con menos del 17% del área cultivable utilizada (4% del país, el 80% del cual es arroz) y con un índice de alfabetización del 66%, no suena muy comunista que digamos. leí en algún lado que los vietnamitas cultivan el arroz, los camboyanos lo miran y los laosianos lo escuchan crecer. todo va más lento en laos, sin embargo, andando los caminos, se los ve marchar con los cestos en la espalda, cortando leña, lavando en el río y trabajando en el campo, aunque también tirados en las hamacas y tomando cerveza beerlao.
el sol pega duro en el viaje, paramos a comprar furtas, a sacar fotos, a almorzar. todos nos saludan con una alegría tan genuina y tan inocente que contagia. llegamos a tatlo, que es nuestro destino por hoy. buscamos alojamiento, nos metemos al río, hay unos nenes bañándose desnudos, uno le está lavando la cabeza a otro, se ríen, juegan, se tiran al agua. la catarata es amplia y ronroneante, la vemos desde el balcón de nuestro cuarto.
como a las 5 vamos a la otra a 10 km, el camino es casi todo en subida, estoy disfrutando por anticipado la vista al llegar. pasamos por unos pueblos, me olvidé la cámara de fotos, todo el mundo saluda.
llegamos, es apenas un chorro de agua colgando desde un risco, una pared de roca altísima, y estamos arriba de todo. al final del precipicio, el agua, el valle, el verde como una alfombra que se extiende hasta las montañas que dibujan el horizonte. es magnífico, hermosísimo, increíble. estoy tan feliz, me siento tan pequeña ante tatnta inmensidad, tan privilegiada de poder estar ahí admirándola, tan feliz. me acuerdo de lo que le dije a m, what do you need?, nada, no necesito nada.
pienso en que ayer me quería matar por lo de la moto y el pasaporte y como sin hacer nada, sin ningún esfuerzo, las cosas suceden. ponele destino, estar en el momento exacto en el lugar justo, ponele suerte, ponele fe, culo, casualidad. las cosas suceden por alguna razón, y aunque desconozca cual es en este caso, por lo pronto no la voy a cuestionar.

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